Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA

sábado, 26 de septiembre de 2015

Una joya de la arquitectura colonial: Casa Popenoe




La Casa Popenoe, situada en la esquina suroeste de la Avenida Sur y la 6a calle Oriente de la Antigua Guatemala, es una residencia colonial reconstruida a partir de la unión y modificación de dos viviendas previas a 1762  por Venancia López, esposa del escribano real Andrés Guerra, que la adquirió en ese año. Doña Venancia levantó su casa sobre dos inmuebles construidos hacia 1650 por el presbítero Juan de Torres, quien, a su vez, los había edificado sobre la ruina de una casa perteneciente a Jacomé de Piña allá por 1560.
Doña Venancia la estaba reparando cuando en 1773 sobrevino el desastre. La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala (que así se llamaba la Antigua Guatemala) fue sacudida por una devastadora serie de terremotos conocidos como los de Santa Marta. La casa – e incluso la propia ciudad – quedaron en ruinas.
Entonces, la metrópoli, que fuera la tercera de la colonia con hermosísimas construcciones de la administración española y de comerciantes y explotadores acaudalados, cayó en sueños. 

Dorothy Hughes, arqueóloga, botánica y especialista en pastos africanos casada con Wilson Popenoe

Hasta que en la segunda década del siglo XX, Dorothy Popenoe llegó a Guatemala capital junto a su marido William Hughes, un ingeniero agrónomo de la United Fruit Company que se hizo cargo de la sede en Guatemala.  Durante sus paseos por los alerededores ambos quedaron fascinados por la historia y las ruinas de la ciudad abandonada. Redescubrieron la casa y aunque había pasado por muchas y sucesivas reformas la adquirireron. Ya era conocida como la Casa del Capuchino, por el ciprés capuchino que resistió el terremoto y aún preside el patio principal. Los Hughes comenzaron a restaurarla a partir de 1927-28 para hacer de ella un modelo de la casa colonial en la zona.

El capuchino continúa en pie en el patio principal, rico en ornamentción y con encantadores almacigos de plantas y flores.

Las puertas interiores, ventanas, tejados, puerta cancel, tiradores, y muchos otros detalles faltaban, y fueron pacientemente hallados y comprados en lugares vecinos. Cuando Dorothy falleció, en 1932  la decoración de la casa fue continuada hasta los años 50 por la segunda esposa de Wilson, Helen Barsaloux, quien compró y coleccionó con gran dedicación muebles antiguos en los alrededores de Antigua. El resultado es una interesante y ajustada  ambientación de época. Actualmente funciona en la casa, por donación de los herederos Popenoe, la universidad Francisco Marroquin.





Gran hall de entrada


El arte religioso acompaña todo el recorrido interior de la casa,con mayor presencia en la recepción.











En la chimenea se observan con claridad los estucados en el estilo de la colonia, hoy llamado barroco americano.










Detalle de vajilla de cobre,sobre la mesita justo a la entrada en la cocina propiamente dicha,
fotografiada por Harry Diaz


Sillones de cuero repujado y enorme colección de cacharros de cobre.






Los platos de cobre sirven de adorno para este comedor diario muy austero. Sirve de entrada a la cocina, un sitio verdaderamente interesante que se conserva con sus fogones al uso antiguo.






Vajilla de cerámica de Puebla.



Mesada izquierda



mesada derecha
Detalle de la vajilla, fotografía de Harry Diaz.


detalle de la mesada de la derecha


En la cocina que ´fue reconstruida en el más puro estilo colonial antiguo, funciona un restaurant de gastronomía tradicional guatemalteca.
 





Fotografía de Harry Diaz


Fogón en uso

Hirviendo agua, fotografía de Harry Díaz.






























La galería esta profusamente adornada y amoblada como para permanecer largos ratos frente al jardín.




Igualmente, dentro de la casa adquirida en 1930, también podemos ver algunas estructuras hidráulicas coloniales que no son originales del lugar. Así la fuente del patio y la taza de la fuente, también ubicada en el patio, que fueron adquiridas por Dorothy Popenoe en 1931 en una finca de las afueras de Antigua.
El resto de instalaciones que tenemos de 1930 ya estaban antes de esa fecha. Así, la pila de la cocina, las dos tinas, el lavadero, las otras dos pilas del lavadero y el búcaro del jardín de hierbas.A partir de aquí, podemos plantearnos el debate sobre si, además, estas pilas y tinas ya estaban in situ antes del terremoto de 1773 o si fueron construidas por los diferentes dueños e invasores que la Casa Popenoe tuvo a lo largo del siglo XIX. Tendremos ocasión de ver, en cada caso, las pruebas que nos hacen pensar que todos estos depósitos de agua ya existían antes de 1773.
A partir de aquí, podemos plantearnos el debate sobre si, además, estas pilas y tinas ya estaban in situ antes del terremoto de 1773 o si fueron construidas por los diferentes dueños e invasores que la Casa Popenoe tuvo a lo largo del siglo XIX. Tendremos ocasión de ver, en cada caso, las pruebas que nos hacen pensar que todos estos depósitos de agua ya existían antes de 1773


La pila de la casa en primer plano.


A la hora de analizar las instalaciones de época colonial, nos vamos a quedar con la parte de la casa adquirida por Wilson Popenoe en 1930, que es la organizada en torno al patio principal, el patio de la cocina, el patio del lavadero y el jardín de hierbas. Excluimos el que tradicionalmente se conoció como Sitio de Helena (y que hoy denominamos Sitio Escolástico), desde el jardín de hierbas hasta la 6ª calle Oriente, que es un añadido comprado por Wilson Popenoe en 1940.
Todo este sector fue totalmente renovado a partir de 1940 y aunque podemos observar algunas estructuras hidráulicas coloniales, como la gran pila del  jardín o el búcaro del patio del Sitio Escolástico, no se encuentran en su ubicación original, tal como atestiguan las fotografías del Archivo Popenoe

































 




La presencia de agua en el interior de una vivienda era un símbolo de estatus social elevado que, sin embargo, no impide su utilización fuera la misma que podían dar los grupos sociales más humildes, con una diferencia notable tanto en la cantidad de agua empleada, como en la frecuencia de su utilización. Así fuera el diámetro de la cañería, así se cotizaba por el agua, al margen de que este corriera o no. De modo que al dueño le interesaba tener la data siempre abierta y acumular toda el agua que pudiera, dado que pagaba por toda ella. Eso explica, por ejemplo, el gigantesco tamaño de las pilas coloniales, si las comparamos con las pilas actuales. No sólo sirven para lavar, sino también para almacenar agua.





Construida en la segunda mitad del siglo XVIII sobre estructuras del siglo XVII, la casa ha conservado, gracias a la restauración de Dorothy y Wilson Popenoe en los años 30 del siglo XX, las instalaciones hidráulicas de la Edad Moderna, tanto la entrada de aguas limpias, como, posiblemente, las salidas de aguas residuales.

















La casa tuvo su palomar, que obviamente eran su "sistema de telcomunicaciones"








Aldaba de la puerta de entrada

Diseño de la nueva puerta, ya que de ella sólo quedaban astillas, así como de los adornos de la mampostería 
Ventan en esquina, elemento arquitectónico típico de la colonia.
Las rejas de madera fueron copiadas de una importante casa vecina, y rehechas con artesanos del lugar.




La Casa Popenoe fue reconstruida en su mayor parte, algunos de los vestigios son originales del siglo XVII. Tiene valor histórico por ser una de las viviendas que todavía quedan en buen estado en La Antigua. Y tiene gran valor como museo porque el matrimonio Popenoe siempre se preocupó por adquirir muebles y objetos coloniales de tal manera que la Casa es prácticamente un museo de muebles.