Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA
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lunes, 18 de abril de 2016

Un refugio en la selva misionera: la mansión Bemberg




-Hola Coqui. ¿Te acordas que tenía un tema pendiente?
-Sí, el del arquitecto Bustillo, que desde que te mostré el Llao Llao no volviste a mencionar.
-Bueno, estoy en eso. ¡Hizo tantas obras ese hombre! Estudiaba sus capillas cuando me encontré con esto y...





-¡Ya sé: te copaste!
-Digamos. Es que siempre me gustaron los puentes, su otro lado nos espera con algo desconocido y en este caso es la selva de Misiones, que bien vale un viajecito
-¿A esta porteña, ciudadana del hormigón y urbana empedernida, le vas a hacer recorrer las partes más vacías de la República?
-¿Porqué no? ¡En tu "vacío" hay tantas cosas para ver!
-¿Por ejemplo?
-Esto: la mejor posada -sin discusión- de Iguazú.
-¿Iguazú dijiste? ¿cataratas? ¿selva y tierra colorada?




-Así es: quiero hablarte de la finca de una familia que hizo historia.
-¿En la selva? ¿Y quienes son?
-Desde Puerto Bemberg, el embarcadero construido por la primera generación que recalara en la provincia de Misiones a orillas del Paraná, a la cervecería Quilmes, pasando por María Luisa, la Bemberg que rompió el molde haciendose directora de cine, varias generaciones reconocen el apellido ligado en el país con la producción a gran escala de yerba mate.
-El apellido no está perdido en la selva, lo identifico perfectamente con la cerveza; pero no sé nada de la casa de que me hablás.



-Es la de Otto, el primero de los Bemberg llegado a la Argentina en 1852.
-¡Estas muy informada!
-Por supuesto. El hombre, tras progresar en Buenos Aires como importador-exportador y montar una destilería, fue nombrado cónsul argentino en París, donde se dedicó a fundar bancos que financiarían sus diversas empresas.
-¡Qué raro un banquero financiándose a sí mismo con la "mercadería" de otros!
-Dejemos aparte los méritos ocultos de los banqueros, Coqui. La cuestión es que de vuelta en los confines de América y ya convertido, gracias a sus rupias contantes y sonantes, en uno más de la aristocracia local, recibió del entonces presidente Julio A. Roca -
- ¡Como premio a su riqueza, seguramente!
-es posible, un ingenio y copiosas tierras en la zona del Alto Paraná. Misiones todavía no era una provincia sino selva  impenetrable a poblar, y mejor–según el paradigma de la época– con inmigrantes blancos y europeos.
-¡Obvio!
-Sos racista.




El hecho es que a mediados del siglo XX el gobierno de Perón, posiblemente como una forma de hacer justicia, estatizó las propiedades de los Bemberg en el Alto Paraná. Más tarde y recuperadas, la familia vendió parte de esas tierras a una compañía forestal chilena y se guardó otra para emprendimientos de turismo.
-¡Qué progresistas... y ecológicos!



-La selva misionera forma parte del Bosque Atlántico, una franja verde que llega desde el norte de Brasil. Y es una de las selvas más hermosas y amables del mundo, Coqui, uno de los mejor protegidos y más accesibles del mundo, porque a diferencia de lo que ocurre en Brasil, en Misiones la deforestación no causó estragos irreparables.
-Es curioso: ni yo ni nadie asocia a la Argentina con una "rain forest".
-Cierto. Pero todo el noreste es una selva lluviosa. La casa está situada estratégicamente sobre las barrancas del mítico río Paraná, y es un confortable refugio estilo alemán en medio de la selva aún virgen. Que hoy sea una posada nos permite curiosear en los exteriores e interiores de la propiedad.



-¡Qué emocionante, Clarisa! ¡Así que lo que hoy es posada era la "Mansión Bemberg"!
-Sí. Puerto Bemberg nació como hotel en 1945, cuando fue expropiada por Perón, y así funcionó hasta fines de los 70. Cuando el grupo Bemberg tomó la decisión de vender la propiedad, ésta fue comprada en 2003 por herederos de la rama Bemberg. Son 13 habitaciones, más una suite y una casa privada lejos del casco principal.
-Woooooooooooooooooooooowwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!!!!!!!


¡Woooooooooowwwwwwwwwwwwwwwwwwww!



¡WOooooooooowwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!




-¡Woooooo
-¡Basta Coqui! ya me dí cuenta de que te gusta.
-¡Es grandiosa, tipo Africa Mía!
-Siempre igual vos: antigua y cursi.



-¿Esa galería no te recuerda a las noches de Meryl Streep y Robert Redfor en la selva?
-¡No jodas, Coqui!





-¿No? ¡Mirá qué romántico!
-Vamos a entrar. Y cortemos la onda ridícula, Coqui.








-¡Ay! Pero me recuerda tanto esa película...
-¿Por la selva?
-Por todo
-¿Por ejemplo?



-¿Qué es eso? En Africa no hay caballos marinos.
-No Coqui. Es un tapir. Una especie de chancho salvaje de la selva misionera.
-Mejor volvemos a la casa. ¡Los chanchos nunca me gustaron!




-¡Qué living! ¡Cuánto abolengo!




-No tanto, Coqui. Los muebles de estilo europeo se mezclan con adornos autóctonos y cueros de vaca que van alfombrando distintos tramos del lobby, dándole carácter mestizo a toda la decoración. Y vos sabes que todo mestizaje pierde abolengo.
-Sos una aguafiestas. Sin embargo, este comedor...







- Sí. Si vos decís...




-¡Una colección de mates y bombillas sobre la mesa vestida, Clarisa!
-Te lo dije: mestizaje












El yaguareté (un felino autóctono en extinción) tallado en madera por artesanos del lugar custodia los libros. Cuando viajé a Cataratas traje como recuerdo esos animales tallados: monos, tapires, tucanes, y toda la fauna del lugar. Lindos y baratos.
-Mmmm. No creo que tanto







La amplísima y nutrida biblioteca de Otto conserva todos sus volúmenes.











Y la flora autóctona esta presente en las distintas estancias, con su fresca belleza y colorido.














-¡Qué elegante este dormitorio, Clarisa! Con este me quedo yo.
-Bueno.

























El mirador, los senderos, la reserva natural propia y el vivero de autóctonas, junto a la caminata de media hora que lleva hasta la cascada Guatambú y los paseos en bote hacen posible meterse en el corazón mismo del Bosque Atlántico, donde el aroma de la selva brota en ráfagas de humedad dulce y perfumada en su infinita y misteriosa variedad de verdes.






-¿Y esta capilla?
-Toda familia de larga prosapia y abolengo que se preciara de aristocrática tenía que tener una en sus tierras. Me extraña, Coqui, que no lo sepas.
-Interesante.
-La capilla es otra de las construcciones originales del predio, en perfecto estado de conservación y con unos maravillosos vitraux.






-Tomaré nota. Capilla por ahora no tengo, Clarisa, pero si es algo de alcurnia, veré como procurarme una.
-Estas muy loca, Coqui. Estas antiguas bellezas que ves te hacen mal. Mejor, para la próxima, tratamos sobre algo moderno y sencillito, ¿te parece?
-Puede ser, puede ser.